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sábado, 27 de diciembre de 2014

Por ende...


Dar los buenos días a tu tristeza no es rutina, es vida.
Llorar sin poder evitarlo ante el solo recuerdo no es melancolía, es amor.
Tener la certeza de que tu vida no tiene sentido porque ya lo tuvo, 
y eso es pretérito, del que pasó, 
es verdad; no excusa.
Ser cobarde puede ser una opción.
Escribir canciones que nadie canta es una banda sonora sorda y muda pero llena de un barullo casi arrullo.
Dar las buenas noches a tu tristeza no es rutina, es educación.