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sábado, 15 de mayo de 2010

Mélange



Paladeó.

Un gusto agrio inundó su boca. Tragó saliva y se convirtió en un eco dulce y evocador de lo que había sido. Cerró los ojos para pasar el trago y concentrarse en el recorrido que conectaría su boca con su alma y que pondría alerta todos sus sentidos.

Se pasó la lengua por los labios y en un gesto protector el superior abrazó al inferior. Paseó otra vez la lengua, comprobando que quedaba esencia en los pliegues; clavó sus dientes y curvó la lengua chupándose así misma.

Abrió los ojos.

Todas las noches el mismo ritual para poder dormir:las malditas-benditas gotas.


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