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martes, 20 de abril de 2010

Je t'aime


El reloj de la estación marcaba las cinco. Inevitablemente taurino. No podía ser de otra manera. Su tren partiría en pocos minutos y dejaría atrás aquel lugar en el que sintió por vez primera la pasión de la sangre y el ardor de un beso. Un beso. Todavía sentía el fuego en su interior, las llamas del deseo sobre la arena. Conoció al torero en su viaje a España. Le habían hablado de Extremadura, de sus valles y paisajes. Pensó que podía ser un buen sitio para olvidarse de Él y practicar su español.Nunca imaginó que practicaría tanto...
Se alojó en la finca de unos amigos de su familia; pertenecían a la rancia nobleza del país. Pronto la invitaron a un espectáculo tildado de fiesta nacional. Ella creía odiarlo; pero del odio al amor sólo hay un buen quite. Ese mismo día vio al torero. Esa misma tarde amó al torero. Primero fue la admiración: de su porte, de su figura, de su valentía..Luego fue la entrega, la lucha, el dominio, el arte...sintió que se mareaba al ver la sangre...Y tal fue así, que cuando volvió de su inconsciencia, era un beso del torero el que la sacaba de su estado. El beso a Dora. El beso curativo a Dora. El beso ensoñado a Dora.
El tren ya parte. París la espera
Au revoire mon torerò

Sara Álvarez





3 comentarios:

Sara dijo...

Es mi primera incursión en este mundo. Espero que sea del agrado de todos y para bien.El texto está escrito en 5 minutos, pero con inspiración...

javier dijo...

Aprecio cierta inspiración en "La Bella Durmiente" o en "Blancanieves". Será por la edad... Pero es cierto que te has lucido con un final tan imprevisto y tan antihollywoodiano. La narración trepidante nos reconforta en su final con la tan ansiada añoranza parisina. Gracias por el relato.

javier

Anónimo dijo...

Buen viaje Dora, todo el futuro esta por delante. Un largo viaje en tren es una de mis asignaturas pendientes, y Paris seria un destino de esos a los que hay que ir por lo menos una vez en la vida. Have a good trip.
Clara