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domingo, 31 de julio de 2011

Guapas


             Yang Fudong


Ava Urdaiz es una protagonista que llama a los secundarios para informarles de las verdaderas causas por las que ha conseguido el papel.
Siendo ella, como es, mujer guapa, sorprende que considere ella, que considera, que la hermosura no es lo que más sobresale en ella o de ella. Conseguir el papel sólo por guapa ha provocado que cediendo a sus principios conquistadores, desee un papel secundario pero feliz. Renuncia a ser la protagonista de la película de su vida.

Cuando Sinosuke se enteró de que aquel hombre sólo la deseaba por guapa, lejos de sentirse halagada, se sintió humillada. Si nos hacen sentir especiales es porque descubren en nosotros algo que no sabíamos que teníamos. Si sólo redundan en lo evidente, nos convierten en monotonía crónica. Cuando Sinosuke se va con un hombre es para sentirse especial, porque guapa ya sabe que es. Los hombres que elige Sinosuke son una mierda de hombres.

Ava Urdaiz y Sinosuke podrían liarse para dar gusto al placer estético de muchos, pero deciden aliarse para empezar a gustarse a sí mismas. Descubren que su belleza es sólo luz  y  oscuridad. Sol y sombra que se beben los demás.

domingo, 24 de julio de 2011

Bad romance


                                                                           Steven Meisel

Vamos a vivir un romance de verano. Espero que ninguno de nosotros pretenda continuarlo hasta el invierno, porque entonces no podría ser romance, sería ya toda una aventura. Porque estas historias tienen sus peligros y son vividas sólo por los más intrépidos.

Como ella; valiente para los romances pero cobarde para el amor. Todos los veranos se embarcaba conociendo perfectamente la hoja de ruta, su principio y final. Y había aprendido a conocer las mareas, a anticipar tormentas, a tratar los mareos, a vestirse con el traje de capitán...

Sabía que algunos paseos podían convertirse en travesías y que convenía llevar siempre chalecos salvavidas, crema solar y la cabeza cubierta.

Hubo un verano en el que no tomó esas precauciones y las consecuencias fueron nefastas. Todo el invierno mudando la piel que fue abrasada de tanto calor, la primavera anticipando un verano lleno de recuerdos y el verano cargado de nostalgias de lo que no pudo ser. De ahí la importancia de prevenir y de prevenirse.

Y es que los romances de verano eligen a personas como tú que acabarás atrapado en la telaraña de la ilusión y viviendo de los espejismos de la realidad. Que te nutres de la intensidad de lo efímero y que te alimentas con la novedad.

Ella que está escribiendo esto y tú que lo estás leyendo os encontraréis casualmente en algún concierto, apoyados en la barra esperando a que os atiendan. Os miraréis y sonreiréis y la canción que suene, será vuestra canción de este verano; la que escuchada en el invierno provoque una cálida sonrisa. Creeréis durante esos días en la media naranja, en el amor eterno, en la mujer de tu vida...y nosotros aguardaremos durante estas semanas para conocer el final de vuestra historia. A mí me interesará especialmente la despedida porque ya sé lo que ocurrirá durante los días; pero esa despedida creyendo dejar pasar algo único y especial contiene un dramatismo y una inocencia dignos de novelar. En la estación ya avisan de la salida del tren; besos apurados cargados de intención, alguna furtiva lágrima, promesas de última hora y el tiempo que inclemente, no se detiene..

miércoles, 20 de julio de 2011

El lago de los cisnes




Me dirigí al auditorio llena de nervios. Hoy eran las pruebas para ingresar en la Compañía Nacional de Danza. El moño se me deshacía al correr, y el sudor empezaba a empapar mi camiseta. Me había excedido al hacer la bolsa: demasiados pares de zapatillas, demasiadas pinturas en el neceser, demasiados paquetes de cigarrillos...Eché a correr por la avenida obviando el sudor, había camisetas de repuesto en mi bolsa. No quería depender ni de coche, ni de autobuses, metro o tranvías. Hoy mi cuerpo lo era todo. Por el camino fui ideando coreografías con las canciones que salían de mi ipod. Suponía que me harían improvisar; mi especialidad. Iba confiada, pero también aterrada. Temía a las demás bailarinas y también me asustaba el nuevo director. Había dicho en prensa que buscaba bailarines versátiles, ni sólo clásicos, ni sólo contemporáneos, que tuviesen una buena formación y que deseasen experimentar con nuevos coreógrafos. Había dicho también que entendía los nervios que podíamos tener. Había algo en él que no me gustaba. Su envaramiento no era el normal de los bailarines; era la altivez del cargo asumido. Su aparente timidez no me resultaba creíble, pura pose de primera bailarina. Llegué al auditorio una hora antes. Medio millar de moños se agolpaban en las puertas. Comencé a ver caras conocidas. Compañeras de barras y vestuarios y de cientos de pruebas. No era momento de cortesías, sólo concentración. Subimos por la escalinata a una de las salas donde apresuradas cogíamos un sitio donde estirar y terminar de arreglarnos. Tuve que volver a hacerme el moño; recogí el pelo en una trenza con forma de espiga que enrollé tres veces. Me puse un moño alto, ni muy clásica ni muy contemporánea. Los ojos los marqué con raya negra y con un poco de laca fijé mis cejas rebeldes. No escondí mis pecas pero sí marqué los pómulos con un poco de colorete. Les di también cierto rubor a mis labios. Malla negra de licra con la espalda descubierta, medias también negras con costura trasera que me llevó un buen rato colocar recorriendo mis piernas, zapatillas viejas.
Entrábamos de diez en diez. Estiré hasta que llegó mi turno, me puse en puntas y noté cómo una de las heridas de mis pies empezaba a sangrar. Entré en la sala. Allí estaba el nuevo director y sus asistentes, todas mujeres. Reconocí a alguna profesora del conservatorio. La primera prueba fue con el piano. Nos marcaron unos pasos. Técnica pura. No sé qué harían porque sólo miraba mi reflejo del espejo y la mancha de sangre que estaba empezando a calar las zapatillas. Terminada la prueba y casi sin transición llegó la improvisación; no pude evitar sonreír al empezar a oír la música; me encantaba. Noté una mirada reprobatoria del director y ahí me empecé a hundir. Entró en mí la inseguridad, llegué a pensar que me iba a echar de la sala. Comencé a bailar y a transmitir mi ansiedad. La música finalizó y nos mandaron salir dándonos las gracias. Había que esperar hasta el final de la mañana para saber quiénes serían los cinco admitidos. Cuando atravesaba el umbral de la puerta oí decir: -limpien esa mancha de sangre del parquet. Miré mis pies creyéndolos ensangrentados y lo que vi al bajar la mirada es que toda yo estaba abierta en canal. No era la primera vez que me pasaba cuando me entregaba. Abierta en dos mitades, recogí mi bolsa para irme sabiendo que no había sitio para mí en una compañía que busca máquinas.

No me equivoqué.

lunes, 18 de julio de 2011

Cirques

                                                                                                   Julia Garmond

Montar una noria requería del trabajo de unos cuantos obreros. Se pasó un buen rato mirándolos reafirmándose en su postura de pies pegados al suelo. Los coches de choque también tenían su dificultad, aunque lo que más llamaba su atención eran los altavoces que irrigarían la música que te haría desear chocar. Más de una docena de autocaravanas acampaban creando una barriada de hierros, color, basura y vida nómada en un sedentarismo artificial. Pasó un rato buscando niños, hijos de feria en un mundo de adultos. No vio ninguno. Faltaba la magia del circo, que es poesía al lado de las ferias que son pura prosa.
Salió de pronto, de una caravana, una mujer en altos tacones. Era rubia, muy delgada y espigada, de aspecto balcánico. Sus músculos marcados brillaban con la luz del sol y el tatuaje que rodeaba su brazo parecía no dar más de sí para abarcarlo. Los hombres no parecieron reaccionar inmediatamente, pero sí que notó que imprimieron un ritmo más rápido de trabajo. Ella no les dirigió la palabra. Se acercó a los coches de choque y corrigió la dirección de la banderita de algunos de ellos. Prosiguió su camino sin mirar atrás. LLegó hasta otra atracción que todavía no era más que piezas desligadas, apiladas unas sobre otras. Las rodeó dos veces, como en ritual, y antes de comenzar una tercera vuelta, un grupo de mozos ya había comenzado a cargarlas para iniciar la construcción. Inmutable, siguió la ronda. Su paso era firme, no dudaba sobre aquellos altísimos tacones. Se dirigió a la misma caravana de la que había salido y entró cerrando la puerta. Los hombres siguieron con el trabajo aminorando el ritmo pero sin decirse nada. El efecto provocado por la rubia balcánica fue sutil pero implacable. Volvió a abrirse la puerta de la caravana y de ella comenzaron a salir pequeños rubios, niños y niñas en fila, ordenados como por estaturas, silenciosos, controlados. Se apiñaron entorno a un árbol de aspecto centenario y formaron un corro alrededor de su tronco. Agarrados de las manos comenzaron a girar cada vuelta más rápido, hasta adquirir una velocidad endemoniada. Ninguno de ellos se soltaba. La rubia balcánica se asomó a la puerta de la caravana otra vez y entonces ellos frenaron en seco. Ordenados, silenciosos y mareados volvieron a casa.
Parecía tener ritmo, métrica, cadencia, rima y muchas metáforas después de todo aquella feria.

domingo, 17 de julio de 2011

No cerramos por vacaciones...

                                                                          Kanako Sasaki

He soñado que me enrollaba con Antonio Banderas, que no era actor, sino bailarín clásico con una estupenda cabellera y cuerpazo flexible (estaba buenísimo, no sé porqué le atribuí esa identidad). Me llevaba a comer a un pueblo pesquero y ahí terminaba el sueño dando paso a la pesadilla. Yo tenía que acabar yéndome porque decubría una especie de engaño por su parte. LLegaba a casa, creo que borracha, y me acostaba. Cuál no sería mi sorpresa al darme cuenta al levantarme de que me faltaban mis dos coches¿?. Recuerdo que el coche había tomado bastante protagonismo en una primera parte del sueño, en el viaje hasta el pueblín, disfrutando de unas vistas nocturnas llenas de edificios  iluminados y de cráteres de volcanes en erupción (visto todo ello desde la lejana perspectiva, precioso)...Me habían robado, y no sólo un coche sino dos. Llamaba a la policía tras unos momentos interminables de no saber el número, y no me hacían mucho caso. Pasado poco tiempo, aparecía Antonio con su compinche y ahí la cosa se tornó violenta...despierta!!!
Parecen perseguirme animales muertos este verano. Tras la paloma de la paz han sido muchas las que he visto muertas o agonizantes en carreteras secundarias, principales o de mala muerte. Gatos, gatinos, puercoespines, aves varias. Me pregunto si ellos también saben que se acercan catástrofes. Vi un potro corriendo por una autovía. Corría huyendo de esta civilización que no aprende del pasado. Mi perro mató a un gato ayer, recordándome nuestros instintos más primarios y lo difícil que lo tienen algunos para sobrevivir.
 Con este panorama me da reparo hasta utilizar insecticidas.

sábado, 16 de julio de 2011

Irene


Gracias mamá, por cortarme unas alas que me hacen conocer el infierno.
Gracias mamá, por parirme sola
Gracias por encantarte todo lo que no te gusta de mí
Y por darme tierra que huele a ella
Gracias por cobijarme en la sombra
y porque crezcan en mí historias que nunca me aburren
Gracias por darme horizonte
y raíces que se aferran al sentimiento.
Gracias por nuestras soledades
llenas de almohadas empapadas,
por recoger mis furtivas lágrimas
y tocar todos los instrumentos de esta banda sinfónica.
Gracias mamá, por tu lecho de quimeras
por tus risas inocentes
por tus broncas preocupadas.
Por tus ojos chinos que me miran de verdad
y por tus manos calientes que calman mi piel.
Gracias mamá, por hacer que mi corazón chille callado
y por lanzarme a correr maratones asmáticas.
Por obligarme a mirar las lunas llenas
y explicarme que vivimos en los eclipses.
Gracias por no leer lo que me descubre
y por esconderte a escribir diarios secretos a la vista, no a mi mano.
Gracias por ser buena como ella
y por empujame a que la quiera más que a nadie.
Gracias por no darme hermanos
y por aguantar que todavía los quiera...
Por ese helado que comimos hoy
mientras juntas seguimos solas.
Por la lucha, por el amor, por las cuestiones
por mi abuela
por su casa
por tus huesos casi rotos de sostenernos
y por tu alma que lo llena todo, de amor, de paz, de madre...

jueves, 14 de julio de 2011

Nocturno


Piel contra piel, suavidades convergentes.
El abrazo de los amantes que buscan sus huecos para encajarse. La unión de carnes conjugándose en fusión. El roce dérmico calando hasta los huesos...

miércoles, 13 de julio de 2011

De plagios, robos e insultos...

No salgo de mi asombro.
Me informa un lector anónimo que uno de los textos de Quid pro quo ha sido copiado y que aparece en otro blog. Lo compruebo y le comento a la autora la jugada. Mi comentario suscita un tercero de otra persona en el que me acusa de haber sido yo la ladrona de textos y me llama patética.
No dejan de ser tonterías.
Quizás lo patético sea escribir esto.
Un beso

lunes, 11 de julio de 2011

Gora San Fermín


Patrones de conducta:
Madruga todos los años durante las vacaciones estivales para ver desde el sofá los encierros de San Fermín. Cuando hace tiempo hablaba del hombre perfecto y se decantaba por el submarinista, se olvidó del tronkatori. Buscando explicación a cómo una anticorridasdetoros gozaba de los encierros sanfermineros, que no de otros, recordó la poderosa atracción que sintió hacia unos hombres que subidos sobre un tronco lo hachaban con todas sus fuerzas. Viendo los encierros, creía volver a verlos entre tanto guiri y madrileño despistado. Seguían llevando la misma indumentaria: camiseta de su equipo, pantalón de montañero, hoy blanco, calzado deportivo, aro en la oreja...Tenían la misma actitud: porte atlético, ágil, ausencia de miedo, necesidad de adrenalina...Y a ella eso le gustaba...
Un tipo que madruga sin quejarse no sólo para correr, sino para echar una carrera ...
Un hombre que controla su miedo
que mantiene las costumbres familiares
que respeta a los invasores extranjeros
que no lucha contra el animal pero que se quiere medir con él
hombre templado, fuerte, seguro, osado, pasional, natural...
Otro hombre perfecto.
Se vuelve a la cama cuando termina el encierro sin heridos por asta de toro pero con muchos corredores atendidos por magulladuras y golpes.

viernes, 8 de julio de 2011

Sister morphine


Cientos de personajes acuden a su encuentro para expresar lo que ella necesita decir. Son todos mujeres. Aparentan ser muy distintas, con físicos que se oponen ocultando pasados históricos. Todas quieren ocupar el papel principal: el de la voz que hable por ella. No se trata de lograr un doblaje perfecto, ni una interpretación sublime...Va descartando a todas aquéllas que más se le parecen. Lo que busca es a alguien tras quien poder enmascararse y que no haga sospechar a nadie nunca que ella podría encontrarse detrás. Necesita un hombre o un hombro. Necesita un reflejo opaco. Entonces apareció él; el tipo que bien pudiera protagonizar tantos soliloquios. Tenía melena de mujer, cuerpo de guerrero, mirada de miope, boca de deseo y estaba derrotado. Se lo dijo su actitud, su sonrisa resignada y complaciente, sus manos inquietas, el cruce apretado de sus piernas, el desgarro de su voz y las cicatrices de sus brazos camufladas bajo tatuajes. ¿Por qué acudiría un extoxicómano a la llamada de su conciencia? Intrigada decidió preguntárselo. Él sólo le tomó la mano y la hizo recorrer el curso de sus venas encallecidas. Pasó los dedos sobre los dibujos notando el empuje de su sangre por aquellas cuencas profundas, rompiendo diques, fluyendo incontrolada. Él le dijo que había acudido a la llamada no de su conciencia, sino de su sangre. Que oyó el pálpito de su rabia, olió el aroma de su pérdida, probó el sabor de su frustración...y que eso los unía y le haría convertirse en el primer hombre que tomara su voz para gritar su odio.
No sabe cómo se llama, pero sabe que es él. El hombre de venas fosilizadas por las que la sangre no deja de correr. El que estando derrotado no disimula. El que viste las grietas de sus paredes de arte. El que ha roto su voz y su mirada. El que toca nervioso el mundo. El que quiso vivir en paraísos artificiales buscando a evas inexistentes.
 Es él el que hoy es ella.

jueves, 7 de julio de 2011

Sexe estival


Capítulo aparte merecen todos aquéllos que disfrazados de caballeros no dudan en eyacular dentro de la boca de una mujer sin previo aviso; amparándose luego en una advertencia no advertida por la entregada dama.
Ni que decir tiene el caso de aquéllos que parecen dormir como troncos en la cama de ellas. Ante tamaña injusticia, ellas dan pataditas, patadones, culazos o incluso besos aparentemente cariñosos que intentan despertar a las marmotas. Una vez conseguido que se desplacen queda por lograr que se despierten para que se larguen:
-mmm, oye,  creo que te están llamando al móvil...
-mmm, creo que estoy oyendo ladrar a tu perro; pobre, solito en casa...
-¿no extrañas tu cama y tu almohada?
Para otro capítulo darían aquéllos que quizás todavía medio dormidos, olvidan casualmente alguna de sus cosas en las casas de las susodichas...

Compartir intimidad sobre un colchón no siempre es fácil y compartir el colchón, menos.

lunes, 4 de julio de 2011

Tenemos chica nueva en la oficina...


Un par de jóvenes ejecutivos comentan las mejores jugadas del fin de semana a la puerta de su trabajo fumando un cigarrillo con las mangas de la camisa remangadas. Uno de ellos fuma compulsivamente mientras el otro mueve los brazos muy expresivo; señala hacia un lado y los dos se quedan largo rato mirando. El que fuma compulsivamente lanza el cigarrillo sin mirar y sin fijarse en el césped recién segado. Los dos son guapos; uno, calvo rapado con media barba, el otro , morenazo de pelo negro y barba profunda. Visten pantalones informales y camisa azul. El calzado es deportivo y se nota que de marca. Sorprende lo frescos que parecen. Quizás se hayan inyectado bótox para evitar la sudoración. Están en forma y se muestran muy activos. Quizás consuman cocaína en los baños de la oficina. Llega una chica en coche y se para frente a ellos. El coche publicita un cátering. Es pronto. La chica aparca, se apea y lleva una cajita que podría contener croiasans todavía calientes. Ellos ni se fijan. Quizás estén a régimen. La chica camina desfilando. Va muy recta, con la espalda algo arqueada. Quizás tenga escoliosis. Su culo es un culito; apretado en unos vaqueros y sin tacones, puede decirse que tiene un tipazo. El pelo recogido en una coleta baja. Sobresale su estilo al andar. Entran casi a la vez. Larga espera hasta que ella sale. Lo hace con el pelo suelto. Ha perdido los andares, pero sigue portando la caja que parece no haber sido tocada.
 Quizás haya pasado algo dentro

viernes, 1 de julio de 2011

Plus femmes


Dayana Salazar le debe su nombre a una mala de serie de televisión y su apellido a una prolífica rama de árbol gitano. Dayana es la única gitana estéril de los Salazar, y piensa que  quizás también de los Heredia, de los Vargas, Montoya o Amaya. El bicho raro, la gitana estéril.
El padre de Dayana ejerce de patriarca mientras vende zapatos en los mercadillos, pero dentro de su casa besa a su hija con cariño y aflición. La madre de Dayana, aficionada a series, culebrones y realities, sueña con que su hija gane Gran Hermano, y se marche de su barrio, donde sufre el estigma de la tierra yerma. Sus hermanos también la quieren, es una gitanilla triste.
Dayana abandonó pronto sus estudios; se ahogaba dentro de un aula. Le gustaba leer y música, pero siempre suspendía la gimnasia, influencia del sedentarismo materno. A los doce, ya dejó de ir a la escuela, pese al empeño de las profesoras. Se pasaba el día tirando del carricoche de los hermanos pequeños, haciendo recados para la madre y callada...
A los quince se casó con Antonio Paula, hasta ese momento Antoñito, quien la repudió dos años después por no darle hijos.
Dayana volvió a su casa a tirar del cochecito de los hermanos pequeños, tras sufrir el desprecio y el insulto del clan de Paula. No le importó mucho separarse de ellos y volver a casa. Terminaba así su obligación. Todas las noches oyendo a Antonio jadearle en el oído que le demostrara que era una mujer. Lo despreció desde el primer día, pero siempre callada.
Dayana aceptó con resignación su destino: el ostracismo de las gitanas sin hijos, relegadas a tirar de los cochecitos de sus hermanos, siempre pequeños...

Belliqueuse


Si alguna vez te has oído el corazón, nos parecemos; y si alguna vez lo has visto palpitar traspasando casi la piel de tu pecho, nos parecemos mucho; pero si alguna vez tu corazón ha sustituido a tus tripas y se ha instalado en tus sienes, entonces y sólo entonces le daremos sentido a la palabra empatía.
Hay tíos que dicen tener la polla no sólo colgando sino prendida a la cabeza; podríamos pensar que son amorfos, deformes o transformes, pero ellos se sienten normales y yo los siento así también.
Hay tías que dicen parecerse a los tíos, tíos que dicen de ellas que actúan como hombres y mujeres que piensan que ya aburre la manida batalla de sexos.
A mí me gusta una batalla...