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viernes, 31 de diciembre de 2010

Prostitution de Noël


Dentro del prostíbulo de Los Lugares Comunes se hallaba el consuelo de los mediocres.
Hombres y mujeres camuflaban sus complejos bajo falsos disfraces de poder, y muchos eran los que escondían su necesidad aparentando frialdad.
No recuerda bien qué le llevó allí, aunque piensa que fue la desesperación. Harta de perder en la batalla contra la desilusión y harta de ganar la batalla del cuerpo a cuerpo, entró en aquel lugar de nombre hecho a medida. Hombres y mujeres bailaban torpemente en la pista todo tipo de músicas. Hombres y mujeres se besaban, sudaban, se tocaban, se despojaban de sus ropas sin pudor y se trataban como desiguales. Se mantuvo alejada del bullicio tomando una copa apoyada contra la pared y espiando los comportamientos de aquéllos más animales que humanos. Rodeando la pista se encontraban las habitaciones. Fue acercándose hacia aquella zona de camino al servicio y se dio cuenta de que era una romántica inevitablemente. Una romántica y una dinamitera porque de camino al servicio se iba muriendo del asco que le producían esos tipos mediocres que se llevaban a espectaculares mujeronas al cuarto. Asco de la falsa sumisión y de la falsa dominación.
Asco de los lugares comunes; como hoy.

martes, 28 de diciembre de 2010

Ego



¿Quién brinda conmigo?

¿Habrá alguien que me desee salud, que quiera celebrar bebiendo, que me mire a los ojos y sonría, que se rompa la cabeza buscando causas para el brindis o que me invite a tomar una copa?

Podríais decirme que me vaya con Dora, que hace mucho que no me cuenta nada; pero anda ocupada. Su última andanza es el colmo del egocentrismo: paseando por la ciudad y curioseando escaparates, descubrió una galería muy pequeña. Se fijó en el escaparate pero le supo a poco y metió sus ojos dentro. Encontró unos cuadros que pronto le llegaron y al lado un cartel: "Se hacen retratos por encargo". Los que estaban expuestos le encantaron, eran especiales; y rápido acudió la idea luminosa a su mente: uno suyo. Se fue dándole vueltas. Pronto estrenaría casa y ya pensaba en cómo decorarla. Se intentaba mentalizar de que menos es más, que no iba a recargar las pequeñas estancias, que sólo quería libros y flores y una gran fotografía en blanco, negro y gris de un cielo nublado como cabecera de su cama. También le rondaba la idea de colgar pequeños capiteles en la pared, pero acto seguido seguía soñando con un vestidor lleno de barras de ballet donde colgar vestidos y abrigos y seguía soñando con alguien que portase la herramienta para ayudarla...

En la casa familiar había muchas fotos suyas; siempre bromeaba con su madre sobre aquel mausoleo. Que en su casa hubiese un retrato, era más in, pero no dejaba de ser más de lo mismo. ¿Realmente se gustaba tanto? ¿Prefería un retrato a mirarse en los espejos?


Me gustaría saber qué brindis se inventaría para mí.

Yo brindo contigo por las hijas únicas y por el matriarcado.

Y Quid pro quo, Dora.

domingo, 26 de diciembre de 2010

L'inspiration



La llamó musa, le dijo que su belleza era digna de ser exhibida, que nada en ella era casual, pero que todo parecía serlo. Le creó poemas, la dibujó, la elevó a los altares. La hizo diosa, sacrificó horas para ella, cortó flores, hizo ramos. Sufrió desvelos, se le cerró el apetito, tembló incluso de emoción. Nunca fue capaz de reír al verla, sentía la parálisis, la hemiplejia, la eyaculación interrumpida. Soñó con su rostro, con su gesto. Se ilusionó con su imagen, fantaseó con su deseo.
Padeció de idolatría; no se trató con el desdén de su mirada. Quiso contagiarla, inocularla, sólo tocarla. Alcanzó el roce de su piel, el fugaz perfume tras su paso, la leve brisa de sus andares.

Pequeños tesoros para el buscador.


jueves, 23 de diciembre de 2010

Le tunnel



Cuando ella abrió sus piernas, él entró en el túnel. Se sintió atrapado y entendió que no había ni posible vuelta atrás ni escapatoria posible. A veces había fantaseado con morir así, entre sus piernas, pero ahora que estaba allí sintió por vez primera la certeza de la muerte. Esa misma tarde la vio cruzar las piernas y la fascinación le perseguía desde ese momento. Ella no se percató del profundo impacto que le provocó. Se pasó el resto de la tarde sumido en el silencio y trastornado de pasión. Una y otra vez se le repetían esas piernas entreabriéndose; intuía el calor que desprenderían los muslos, la suavidad de la piel, el gusto delicioso...No sabía cómo la conseguiría y su mente estaba nublada de deseo. Los minutos corrían, y se acercaba la hora de salida. LLevaban dos semanas trabajando juntos en la biblioteca. Desde que la vio aparecer le turbó su figura, tan esbelta y elegante. Realmente parecía una bailarina rusa. Era también su frialdad disfrazada de timidez la que hacía crecer esa percepción. Se solía perder por los pasillos y cuando él iba en su busca, la encontraba sentada en uno de los ventales con algún libro de poemas entre las manos y los ojos brillando de emoción. Cuando ella lo veía, ni se inmutaba; levantaba la vista del libro y volvía a él con la tranquilidad que no mostraban sus ojos. Con los lectores era distante, apenas palabras. Con él era igual de silenciosa, hermosa. No se le ocurrió otra cosa que citarla en su casa a través de una nota escrita en su marcapáginas: venga, por favor, se lo suplico...(así terminaba). LLegó puntual y entró como brisa gélida. Tomaron una copa de vino tinto y cuando la terminó, pidió uno blanco. Su voz estaba rasgada. No se relajó en ningún momento. Después del blanco quiso volver al tinto. No le preguntó nada en ningún momento. Terminadas las dos botellas se permitió una sonrisa mientras muy lentamente iba bajando sus finas medias de cristal.

Cuando abrió las piernas, él entró en el tunel que llevaba a la auténtica muerte dulce y dolorosa a un tiempo, la del placer.




domingo, 19 de diciembre de 2010

Final


Los encuentros se sucedían todos los días a la misma hora y en la misma esquina. Una farola iluminaba sus aristas y nos hacía sentir culpables bajo el foco acusador.
Los días de lluvia, las gotas dibujaban pequeñas ilusiones ópticas, y los días de luna plena, se creaban ondas de luz que formaban el aura entorno a nuestras cabezas.
Nos cítabamos con alevosía, con redundancia. Convertimos aquella esquina con su luz en lugar de estancia y no de tránsito. Allí yo acomodaba mi espalda mientras la luz se reflejaba en sus ojos y absorta me perdía en ellos. Sólo nos dábamos un beso profundo mientras los transeuntes debían esquivarnos. Los días de lluvia, tras el beso, me quitaba las gotas de la cara, y los días de luna llena, acariciaba mi mejilla, pasaba por la barbilla y terminaba subiendo sus dedos a mi boca. En ese momento la esquina se me clavaba en la espalda, desde ese momento una cicatriz cruza mi espalda.
El fin de la(s) historia(s) llega el día que derrumban el edificio para construir uno más alto, y decidimos no volver juntos a casa, sino encontrarnos ya allí.


jueves, 16 de diciembre de 2010

Perle

Cada una de las perlas que cuenta mi collar es una pasión que me has despertado.
Cuando mis pasiones duermen, caen en puro letargo, y entonces te recuerdan y te anhelan, y es entonces cuando despiertan.
Sueñan mientras duermen, contigo. A veces parecen despertarse, pero es la ensoñación de lo ficticio; el humo, la sombra..,
Te iré entregando una a una todas las que algún día tuve que empeñar, no en acto vergonzante; tú sabes que fue necesidad.
Recuperar mis perlas me honra, y darte una a una me satisface.
No soy mujer de sumisiones, pero tengo la misión de ser mujer que siente, que se conmueve.
Cuando engarce todas y cada una de las perlas que tú me has regalado con las que en mi espalda han reposado, tendré el collar que quiero. Recuperaré el brillo de antaño y luciré para ti, para mí.
Peleará su blancura con la palidez de mi piel y refulgirá el deseo en tu mirada.
Con orgullo recordaré cómo lloré cuando me desprendí de ellas aun sabiendo que volverían a ser mías.
Fue un sacrificio; ahora es una victoria.



domingo, 12 de diciembre de 2010

Souligner

- Si te fijas en la foto, me ves.
Pese a las rayas, seguro que intuyes mis pezones, aunque no puedas apreciar que están partidos.
Algún amante clavó sus incisivos en la raja que los divide mientras yo arqueaba en movimiento reflejo mi espalda.
Viéndome desnuda pienso cómo puede un cuerpo estar tan manoseado y que no se note.
No siento haber perdido la virtud; siento haberla ido regalando. No sé si todavía tengo la suficiente como para empezar nada, como para sentir otra vez el cuerpo sin mácula, como para equilibrar mi inocencia con la de mi boca tantas veces robada.
Si te fijas en la foto, me ves.
No muestro mis cicatrices, ni mis moratones, ni mi mirada...
pero si te fijas en la foto, me ves.
-Pues yo no veo nada.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Duo



¿Veis a ese tipo de la foto?
Es ella y es él.
Él es un animal superado por su instinto.
Ella es un animal en una jaula que se llama ella.
Él no tiene miedo a las alturas, quiere que ella suba con él; pero ella teme caerse, y lo que es peor, arrastrarlo a él.
Ella es hermosa al extremo y él fuerte, varón.
Él la inspira, ella le excita: juntos se conmueven, pero luchan.
Porque ella muerde, araña y llora mientras lo ama.
Él y ella están más cerca de lo que ambos creen; aunque no rocen sus manos, conectan sus apetitos.
Y tienen hambre, y están sedientos...pero saben disimular y sobrevivir
Él sin ella, ella sin él.


domingo, 5 de diciembre de 2010

Penélope Glamour



Metió primera y aceleró fuerte; la mantuvo con el coche revolucionado mientras notaba que se iba calentando. Cambió a segunda y notó cómo el coche empezaba a volar. Su sensación era de vídeojuego. Se adentró en una rotonda mientras parecía sujetarse al suelo sólo por las ruedas del lado izquierdo. Una vuelta, dos, tres...comienza el mareo, el vértigo, la adrenalina. Salió de la rotonda disparada y frenó en seco. Agarrada con las dos manos al volante, no pestañeaba pero su respiración estaba muy agitada. Miró al copiloto que sonreía.

Le besó profundamente y luego cruzó con su lengua su boca de arriba a abajo y de lado a lado. Lo lamía sin suavidad, todavía con la velocidad dentro. Le hizo la señal de la cruz una y otra vez en los labios hasta que se cansó sin saliva. Llevó su mano a su entrepierna y al no notar la excitación presupuesta, le abrió la puerta y le invitó a salir.

No soportaba a los insensibles.




jueves, 2 de diciembre de 2010

Cabrée



Necesitaría ir a la compra, me falta un poco de orgullo.

También, de la que voy, me pararía por un poco de seguridad para aliñar una conciencia inquieta que se preocupa por todo.

Si vendiesen corazas, compraría una también, porque la mía se va desgastando.

Creo que alguien me está escondiendo las máscaras, porque ya son varios los días que salgo sin ellas a la calle.

No tengo el don de la palabra oportuna en el momento oportuno, así que tendré que comprar reflejos para cuando me noquean los que atacan diciendo no querer atacar.

Supongo que todo lo que me falta no se puede comprar.

Y me dicen que me sobra sensibilidad, susceptibilidad, mal genio...

Una joya