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viernes, 20 de mayo de 2011

(Des)espérer





Esperaba vestida a su amante. Mucho más cómodo hubiera sido hacerlo despojada de ropas, pero no quería estar cómoda para él, quería estar guapa. Le obsesionaba la idea de que la viera vestida, arreglada...ya que siempre la veía desnuda o con la ropa sencilla de andar por casa. Tal era su obsesión que cada vez que la visitaba, ella le sacaba todos los trapitos de su armario; le pedía consejo sobre qué ponerse en su próxima salida y cómo combinarlo. A él no le importaba nada de eso, pero a ella sí. Le esperaba, por tanto, vestida, con el pelo suelto y sin desmaquillarse. Sus actos reflejos al entrar en casa eran: descalzarse, desvestirse, enmoñarse y despintarse. De esa guisa se tumbó en el sofá, con los vaqueros puestos y la raya en el ojo; pensaba que peor había sido el día del vestido de encaje. Se fumó un pitillo, se sirvió un vino. Abrió una botella, un regalo de una amiga, algo especial. Apuró la copa y se sirvió otra. Notó el pronto brillo de la mirada alegre. Miró el reloj. Pensó en cenar algo, no quería que le entrara el hambre estando él. El cigarrillo y el vino la habían llenado, cenaría después. Puso una película pero era de chicas, de mujeres; se dijo que la quitaría en cuanto él entrara e intentó memorizar el canal de noticias a todas horas o el de deportes. La peli iba de chicas, de mujeres. Típico rollo argentino sobre la soledad de unas casi treintañeras, soledad compartida, soledad sin hijos, soledades de todo tipo.



Cuando se dio cuenta había oscurecido. La había dormido el acento argentino o el vino...






Era su soledad, la soledad de la que espera maquillada, vestida y ya despeinada a un amante que no llegará.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravilloso.

Marie dijo...

Tristeza de mujer.

Bien que te la sabes, Sara.

Sara dijo...

jaja
Un beso a los dos.

ANONIMADA dijo...

El que espera desespera.
Otra vez(si se lo merece), yo quedaria en otro sitio con mas entretenimiento.
La imagen es bastante desconcertante.