Las llamas se le subieron a la cabeza, le inflamaron las sienes, ardieron las pestañas, estallaron las ideas y sus emociones quedaron diseminadas, esparcidas por la alfombra. Lo usual es que sea la vagina o los genitales los que ardan, pero a ella le ardía la cabeza. Maldito terrorismo intelectual. Él se había agachado a recorrer con su tacto los libros de su biblioteca, y ella sintió aquellas caricias como suyas. La devoción, la pasión, el culto...Cuando se incorporó, sus miradas coincidieron, y eran también flamígeras. No pudo más que alabarle el gusto por la selección literaria, lo que era una declaración en toda regla. Ella le gustaba pues le gustaban sus libros; pero no sólo eso: le gustaba cómo los había ido colocando, por la relación entre los autores. Ella le explicó que no estaban por autores sino por la relación que los ligaba. Y así comenzó a desentrañarle historias de amor, pasión, familia, odios, envidias o admiración. También convivían obras dentro de obras. Le contaba, emocionada, qué placer le suponía que un libro le llevara a otro. Y así los colocaba, unos dentro de otros, y si no podía por su tamaño, los unía, uno al lado del otro...
Se sentaron juntos, como si fueran dos libros en la estantería. Ella le preguntó cuál elegía: uno de filosofía, dijo él, sacando Así habló Zaratustra. ¿Y tú?, interrogó curioso...
Yo, una tragedia griega con estilo japonés, tipo Kafka en la orilla, o un novelón ruso, o unos poemas chilenos, o un tratado de arte...
Qué arte.
5 comentarios:
No puedo subir música de you tube. Ya no encuentro el botón de insertar. Escuchaba la canción Fuego de bomba estereo.
Hum....me huele a bilogia.
Pincha "compartir" y te sale "insertar".
JL
Que se quemaaaaaa
Comenzar una historia de amor entre libros es el mejor comienzo. Nada entrelaza más a dos personas que haber conversado con los mismos autores durante años.
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