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domingo, 15 de mayo de 2011

Cannes





No para de preguntarle si es su amante. Pregunta ¿retórica? que ella debería saber contestar, pues amante es quien ama. No le ha preguntado nunca si es su querida, porque intuye que si sólo la besa en la boca, mucho es que no la quiere. Concubina, la otra, la puta, la zorra...



Se extraña porque ella sólo quiere ser su amiga. Una amiga con quien tumbarse abrazado, ante quien pasearse desnudo, con quien reirse y llorar a gusto; una amiga a muerte.



Sabe de los caprichos y sabe de los empachos. De los romances, de las aventuras y de las historias para dormir y para no hacerlo. Sabe que no debe enamorarse, pero lo que es peor, sabe que no puede aunque quiera. Sabe que va a seguir sola y tiene la certeza de que un poco más herida, porque le gusta el sabor a sangre que desprende su piel y el olor a melancolía. Seguirá esperando por los besos con ternura; esos besos ricos en los párpados, suaves en las mejillas, protectores en la sien. Mientras tanto, seguirá gozando de besos sensuales, marcando su ritmo, mordiendo sus labios; porque si va a ser amante, quiere serlo como las mujeres de antes y no como las niñas de ahora.

3 comentarios:

Clara dijo...

Me deja sabor agridulce.
Yo optaria por disfrutar el presente como las mujeres de ahora ( y de aqui, claro).

Nuage dijo...

Porque intuye que si sólo la besa en la boca, mucho es que no la quiere... Qué bueno !! Habría que instruir a las niñas en esto para que en su futuro se ahorraran algunos engaños a sí mismas con los hombres, aunque las mujeres valientes lo que hacen es "conformarse" con esos besos en la boca sólo por tener a su "amante" cerca durante algunos minutos. Mejor eso que nada...

Sara dijo...

Hola

Clara, supongo que ser la amante también deja un sabor agridulce. Un beso

Nuage, encantada de conocerte.
¿Verdad que sí? Un beso