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jueves, 24 de noviembre de 2011

Animalismo


Seres vivos, animales, personas. El científico se empeña en clasificar quizás en un intento por facilitarle la comprensión de este totum revolutum donde convivimos seres pensantes, sintientes, seres impulsivos, reflexivos, deshumanizados, organizados, tiburones, pirañas y cervatillos.
Su laboratorio es frío, está desangelado. No hay más libros que un vademécum. Ninguna foto personal o profesional; sólo organigramas. Ella los observa con la curiosidad del niño y con el mismo asombro de ellos, observa que en lo más alto de esas pirámides y gráficos está el tiburón.
Le dirige una mirada interrogante al científico y él comienza su fábula. La ciencia se vuelve literatura y el mundo se convierte más mundano. Quería entender por qué mandan quienes mandan, en qué consiste sobrevivir y si todavía se estudia la selección natural. El científico le dice que él sólo es un trabajador de ese laboratorio, que no lo llegará a dirigir jamás porque todavía le quedan escrúpulos como para tener una foto sobre la mesa. A los tiburones no les gustan las fotos, se las comen. Pero eso sería explicarle la alimentación de los depredadores y ella no tiene cuerpo para eso, o sí? como en las fábulas, al final la curiosidad la mató  o como en el mundo mundano "el que no corre, vuela" (y parecía tonto el buen científico).

2 comentarios:

Noelplebeyo dijo...

es lo que lleva la experimentación

çç dijo...

La vida parece el sueño de un entomólogo. Y ella lo sabe.