
Golpean los sentientos y las sensaciones en la boca del estómago. ¿Puedes sentir pena de un niño violento? ¿Puedes empatizar más con él o con sus víctimas? En la mujer la violencia es sexy, dicen aquéllos que ansían, ignorantes, a la femme fatale. En el hombre la violencia es instintiva, dicen aquellos primitivos que defienden las teorías animalistas. En los ancianos es histórica..Pero, en los niños...No en los niños que patean llamando la atención, ni en las niñas que tiran de pelos más largos que los suyos. Niños de quince años reafirmando su insegura hombría a base de golpes, repitiendo patrones, jugando a dar pena a niñas que creerán poder redimirlos con amor, por amor. La violencia me hunde, me pesa dentro. No puedo ser juez, no puedo ser parte. Leía el dibujo de un niño, de los pequeños, que decía " En la guerra no hay nada de belleza". Me reí, incrédula. Pero a mí me gustan las guerras de causas nobles, la lucha entre iguales, el reto por superarse e incluso la propia defensa personal. No me gustan los ataques por la espalda, las guerras sucias, los disparos a traición. Incurriré en contradicciones pero es que me golpean los sentimientos y las sensaciones en la boca del estómago. Yo debo de ser una de esas niñas que piensan en redimir a través del amor. Creo ser una mujer que no ha conseguido nada.