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domingo, 27 de marzo de 2011

Savoir latin



Tempus fugit.


Y sentirse mayor. Un puñado de jóvenes revolotean ruidosos a su lado. Ellos inútilmente tatuados y perforados; ellas, preciosas hasta que abren la boca. La miran intentando calcular su edad, seguramente pensando que es mucho mayor que ellos; a saber, unos 10 años de insalvable distancia. Puede que el gesto de ella sugiera todavía mayor diferencia. Buscaba algún cómplice entre aquella manada, alguien a quien poder guiñar un ojo y que pudiera entender ese gesto en toda su dimensión (siempre ojo avizor el depredador). Rápidamente localizó los objetivos. El primero resultó ser además su compañero circunstancial. Bastaron dos frases para darse cuenta de que los excesos de su generación estaban pasando factura; no se equivocaban los padres, no. Automáticamente pasó de ser un posible objetivo a batir a un entrañable compañero circunstacial al que cuidar. Otro se acercó a ellos. Su sonrisa parecía franca, su mirada ilusionada. Dedujo que era gay. Y entonces supo que él no la querría cerca. Los gays la repelían. No había un ápice de homofobia en ella, pero debía incomodarles su movimiento, de natural seductor. Ella tomó la iniciativa, presentándose. Le dijo: Hola, me llamo Dora-tendiéndole la mano-Él, con suma educación, respondió al gesto mientras miraba con aquella ilusión al compañero circunstancial.

Una de las beldades se dirigió a ella. Observó que tenían un aspecto similar: ambas lucían un vestido de flores, labios rojos y marcada raya negra dibujando la forma de los ojos. La simpatía de la mimesis. Empezaba a caerle bien la chica hasta que apareció su novio. Le encantó: tan tímido, tan dulce, tan guapo...No dejó de cruzárselos todo el día. También cruzó alguna mirada con él que miedo le dio. Era del tipo perforado pero a lo bestia: sus orejas estaban horadadas por dos aros incrustados en los lóbulos. Tremendo. No podían ser amigas-decidió. Mejor la distancia que es el olvido ( o eso dicen).


Carpe diem.


Y sentirse joven. Se metió entre ellos hasta confundirse. Se dejó llevar por el ritmo de la música que sólo ella oía y comenzó a sonreír. Se dirigió hacia la esquinita con su libro y un cigarro. Se sentó de cara al sol y se sintió feliz leyendo y levantando la vista de su libro de vez en cuando para ver el tiempo pasar.


4 comentarios:

Volianihil dijo...

Dos mundos comparten órbita en algún momento, pero luego se alejan de nuevo, sin interacción alguna, aparentemente.

Sara dijo...

Siempre más de lo que creemos.
Oye, gracias por escribir. Encantada de conocerte.

Clara dijo...

Las personas falsas decedirian hacerse su amiga.
Es triste, pero honesto.
O no es triste?

Marie dijo...

ellas, preciosas hasta que abren la boca.



Jejejejeje. Efectivamente. Solo que Dora no debería mezclarse con esa bazofia de gente. Urg.

Muamua.