Despedirse para no volver a verse. Sacar un pañuelo blanco de un bolso negro y agitarlo al aire en un día gris sin contrastes.
Si por lo menos hubiese tenido esa oportunidad...Es la importancia de los gestos; quizás más importantes los no tenidos que los llevados a cabo. Si hubiese sabido que era la última vez que lo vería, se habría aferrado a él para decirle que pese a no saber si le amaba locamente, sabía que le quería conscientemente. Y para ella eso era lo importante: racionalmente había decidido unirse a él y ser pareja. Porque ser pareja es más que amarse. Es cuidarse. Y eso pudo ser definitivo y marcar aquella despedida. En aquella época ella necesitaba ser cuidada, y en aquella época ella aprendía a ser pareja. A él le pudo la impaciencia al ver que no salía su ego a escena, le pudieron las escenas en las que cuando se subía el telón ella era grande ante su público y que en cuanto se bajaba, se volvía pequeña entre sus brazos, ante su mirada. Le enfadaba que sólo sacara el genio para los demás, y que no se lo aplicara un poco más en su vida. Entendió que a ella le faltaban ganas.
Y no la dejó despedirse, porque una despedida era demasiado teatral y ella tenía tablas.
Y él se fue sin entender nada, sin comprenderla, sin aceptarla.
Y es la importancia de los gestos no tenidos: el abrazo, darse las manos, mirarse a los ojos, tender un guante, bajarse las medias, mojarse los labios...y no marcharse...
7 comentarios:
me ha encantado. Muy bien escrito. Chao;)
Ahí está la trampa... detrás de todas las oportunidades dadas estaban los gestos supuestos de despedida...
Yo también estoy aprendiendo a amar con la cabeza. Y a dar.
Un besito.
pues sí... qué nos cuesta expresar nuestros sentimientos!!!
En el amor no pueden faltar ganas. Buen texto, Sara,
Un saludo.
la importancia de los gestos, la valentía de aceptar y de estar..
Los gestos... Atreverse a ser protagonista en la vida, hacerla propia.
Precioso. Un beso.
El cambio del francés al italiano me ha sobresaltado un poco.
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