Todos quieren oír palabras encendidas, leer palabras alegres, sentir emociones fuertes. Todos quieren que les lleven a nuevos lugares, que les dediquen miradas, que les susurren versos. Todos quieren que les entretengan, que les conmuevan, que les hagan pensar.
Y algunos quieren que sea ella quien escriba.
Y ella no puede porque se ha puesto su vestido más bonito, aquél que tiene perlas en las mangas, y una a una se le han ido cayendo. Y ahora se arrodilla por el suelo para recogerlas, con las mangas deshilachadas y las perlas clavándosele en las plantas de sus pies. Y ha dejado de sentirse guapa porque se siente ridícula, porque ha presumido de algo que ha resultado de una inconsistencia aun mayor que su talento.
Ahora debe aprender a coser no sólo las perlas, sino también sus palabras.
6 comentarios:
Cósete las palabras cerquita del corazón, verás que no se te desprenden de ahí.
Me encanta Micah P.
La cafetera de Einstein.
Me encanta ella, bueno, todas ellas, aunque no siempre pueda decirlo (y así es mejor, porque resultaría repetitivo). Y eso que a mi Micah no me gusta nada.
Touché!
Coser palabras... que necesarios es...
Saludos
Mirando lo positivo: también se desprendió de aquellas perlas que querían pasar por verdaderas sin serlo, de las que le sobraban en el vestido cuando el silencio debía dar la cara... Y seguía estando bonita aunque no hubiera ojos que admiraran las perlas, porque el talento no se mide por los halagos...
Estoy.
Besitos
el punto ridículo la hace atractiva, quizás más que nunca. el punto de buscar quien le cosa...
un saludo, sincero
Todos quieren ser felices...o no todos?
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