Seguidores

lunes, 30 de agosto de 2010

Retour nerveux




Siempre había creído en las teorías telúricas. Sentía un fuerte apego a la tierra, a su tierra. Había nacido en un pueblo con mar, y esas aguas la bañaron hasta que se mudó.

Cuando probó nuevas aguas, se sintió extraña; como cuando vas a un cuarto de baño ajeno.

Su mar era como su casa.

Cuando regresó, nadie la esperaba.

Lejos de sentir su cama como si de su tierra se tratara, no sintió ningún apego cuando en ella se acostó; de hecho la invadió un desasosiego por reencontrarse sola en su lugar de origen. Decidió ir a la playa a la mañana siguiente. Necesitaba bañarse en su mar, sentir que pertenecía a aquel sitio, y verificar las teorías telúricas en las que siempre había creído y que habían servido para explicar porqué no encajaba en ningún otro lugar.



Cuando se despertó , el sol entraba por las rendijas de la persiana, y pensó que el día era ideal para ir a la playa. Desayunó rápidamente, se duchó, metió un libro en su bolsa y se dirigió a su playa favorita.



Cuando el frío volvió a posarse en su piel, se encontró por fin en casa.





Éstos son los fragmentos subrayados del libro que se llevó a la playa aque día:



-(...) cargaba con un pesado equipaje lleno de emociones y se aferraba a las penas pasadas, desempeñando a menudo el papel de chica mona a merced de sus súbitos cambios de humor.

-(...) Las manos de su marido, que ya nunca posaba en su cuerpo, estaban ocupadas alzando un muro.

-(...)Quizá me hay vuelto loca, pero no creo que haya hecho nada malo. Se lo merecía. Quiero pensar que ha preferido irse a algún lugar antes de volver a casa. (tras asesinarlo)

-(...) temía que el autocontrol que se había impuesto hasta ese momento incrementara la violencia de la explosión, pero no podía hacer nada para detenerla.

-(...) De pronto entendió por qué había querido castigarse manteniendo su estómago vacío: para reprimir su deseo de querer ser libre.

-(...) Era libre. Y el mero hecho de pensarlo la hacía aún más libre.

-(...) Los perfumes fuertes se pegaban a la ropa de los clientes y causaban problemas.

-(...) A decir verdad, subestimaba a los hombres. La mayoría no eran más que bestias crueles y despiadadas.

-(...) Te he dicho que me dejes!-exclamó-. No quiero que me mates en un lugar así.

-(...) ¿estar solo es lo mismo que ser libre?

-(...)Adiós- respondió como si ésa fuera la palabra más triste del mundo.

-(...)Lo único que ella experimentó fue pena por un hombre que necesitaba ser odiado para poder sentir placer.


2 comentarios:

Cova dijo...

En algún sitio leí,que no hay mayor soledad que la que se siente por dentro,aunque estés rodeado de gente.Ser libre,debe ser poder escoger entre estar acompañado por que tú quieres o estar sólo por el mismo motivo.
El sonido de las olas,el color, cambiante según el día,el paisaje que rodea la playa y sobre todo el olor,a sal y humedad,es lo que a mi,me hace sentirme en casa.La mar... voy a visitarla cuando me siento bien y cuando me siento mal,me tranquiliza y me anima.Sería duro tener que prescindir de su complicidad
Un besote

Sara dijo...

Será que seremos playos, o de culo moyau.
Un beso y gracias por pasarte