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domingo, 5 de diciembre de 2010

Penélope Glamour



Metió primera y aceleró fuerte; la mantuvo con el coche revolucionado mientras notaba que se iba calentando. Cambió a segunda y notó cómo el coche empezaba a volar. Su sensación era de vídeojuego. Se adentró en una rotonda mientras parecía sujetarse al suelo sólo por las ruedas del lado izquierdo. Una vuelta, dos, tres...comienza el mareo, el vértigo, la adrenalina. Salió de la rotonda disparada y frenó en seco. Agarrada con las dos manos al volante, no pestañeaba pero su respiración estaba muy agitada. Miró al copiloto que sonreía.

Le besó profundamente y luego cruzó con su lengua su boca de arriba a abajo y de lado a lado. Lo lamía sin suavidad, todavía con la velocidad dentro. Le hizo la señal de la cruz una y otra vez en los labios hasta que se cansó sin saliva. Llevó su mano a su entrepierna y al no notar la excitación presupuesta, le abrió la puerta y le invitó a salir.

No soportaba a los insensibles.




3 comentarios:

Myles dijo...

Te leo y te sigo, gracias por su visita a mi blog.

Abrazos.

Sara dijo...

Gracias. Un gusto pasearse por la esencia de la masculinidad.

FOLIE dijo...

Qué reconfortante seguir zambulléndome en tus momentos, en tus imágenes de humana viviente. Son ventanitas de luz cuando las horas se repiten desidiosas. Qué bien que escribas...