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jueves, 6 de mayo de 2010

Désireuse








Después de ser música frustada, bailarina frustada, escritora frustada...entendió que el Arte no era lo suyo. Vivir en aquel París de alta costura y no ser nadie era imperdonable. El exilio sonaba poético pero le faltaba valor para el viaje. Además siempre tenía cosas pendientes y tampoco quería dejar de hacerlas, de vivirlas.


Una era enamorarse en francés.


Otra era cocinar en español.


Se moría por una ópera en italiano.


Soñaba con la cama turca


Y hubiera jurado en arameo que nunca volvería a pasar hambre.


Tantos capítulos por protagonizar todavía...y tantas excusas para evitar volar.








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