Los sentimientos complican el camino.
Las lágrimas son obstáculos y las risas nebulosas que confunden nuestros pasos.
Acudió a una Feria Internacional de robótica y nuevas tecnologías, y allí, viendo a aquellos pequeños autómatas deseó ser uno.
Fue invitada y asistió por pura cortesía ya que el tema era cuanto menos prosaico y alejado de su interés. Al marcharse, la nostalgia volvió.
Los recuerdos la perseguían últimamente; las ausencias se hacían eternas.
"No se puede pensar" le había recomendado alguien que la quería. Por eso envidió a todos aquellos robots de nombre tan simple como complejo su funcionamiento. Tomy, Jhon o Mary no lloraban nunca; tampoco reían. Vidas prefijadas y sin sufijos en -ón, mentes formateadas, movimientos calculados, cero improvisación, sangre corriendo por cables que anulan el instinto e incapacidad para crear vínculos más allá de obedecer órdenes.
Tan distintos a ella...
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