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martes, 13 de julio de 2010

L'homme parfait


Conoció a un futbolista y se preguntó si todos serían tan absolutamente primarios como aquél.

Conoció a un bombero y se preguntó si todos serían tan absolutamente concienciados como aquél.

Conoció a un intelectual y ni le pudo dar fuego para encender su cigarrillo.

Conoció a un obrero y se preguntó si todos tendrían tan poca conciencia como él.

Conoció a un submarinista y pensó que se podría enamorar de él.

Alguien que vive feliz bajo la superficie del mar y que tiene cola, como una sirena.

Alguien cuyo universo se crea en un ecosistema distinto tiene que ser especial.

Alguien que en vez de regalar rosas, regalara lirios acuáticos.

Alguien que cuando posa los pies en la tierra es capaz de verla desde la perspectiva de conocer ulteriores mundos.

Alguien que no agrade, sino que se recrea.

Alguien que tenga la piel curtida y templanza de hierro.

Alguien que emulara a Ursula Andress saliendo del mar, pero en tío.

Alguien que no tuviera miedo al agua fría para cuando ella le echara una buena jarra por encima.

Y alguien que sepa sacar la cabeza afuera después de haber aguantado mucho la respiración.


Estaba decidido. Los futbolistas eran ricos y viajaban, pero eran demasiado primarios. Los bomberos no miraban para ella y estaban muy cotizados. Los intelectuales en peligro de extinción carecían de chispa . El submarinista que conoció estaba felizmente casado. Así que como siempre tendría que conformarse con un obrero al que inocular algo de conciencia social puesto que nunca había conocido a ninguno en más barricada que en la barra de un bar.

6 comentarios:

javier dijo...

El final brillante.

Sara dijo...

Un final zurdo

javier dijo...

En esta vida lo mejor es ser ambidiestro.

Clara dijo...

Estaria muy bien poder clasificar a las personas por un rasgo tan visible como la profesion.

No conozco personalmente a ningun futbolista profesional. En los medios de comunicacion parece que van teniendo mas labia y soltura.
Los bomberos tiene fama de piraos, supongo que no todos lo esten.
Los intelectuales aparentan estar demasiado subidos a la parra;como por encima de los simples mortales.
Obrero lo equiparo a normal, casi todos somos obreros currantitos.
Y los submarinistas puede que en cierto modo esten un poco idealizados. Deben ser atleticos, organizados, amantes de la naturaleza, bronceados....umm, suena bien.

Y las feminas? encajarian tambien las feminas en este arquetipo?
Jeje, seguro que lo mejorarian.

En todo caso todos debemos estar preparados para que la puta realidad nos clasifique como desempleados...No se si algun adjetivo podra abarcar a tanta gente

Olalla dijo...

Qué bueno, Sara. Creo que yo también me enamoraría del submarinista...

javier dijo...

No te vuelvas a quejar de falta de comentarios. La verdad es que el texto lo merece.