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viernes, 1 de julio de 2011

Plus femmes


Dayana Salazar le debe su nombre a una mala de serie de televisión y su apellido a una prolífica rama de árbol gitano. Dayana es la única gitana estéril de los Salazar, y piensa que  quizás también de los Heredia, de los Vargas, Montoya o Amaya. El bicho raro, la gitana estéril.
El padre de Dayana ejerce de patriarca mientras vende zapatos en los mercadillos, pero dentro de su casa besa a su hija con cariño y aflición. La madre de Dayana, aficionada a series, culebrones y realities, sueña con que su hija gane Gran Hermano, y se marche de su barrio, donde sufre el estigma de la tierra yerma. Sus hermanos también la quieren, es una gitanilla triste.
Dayana abandonó pronto sus estudios; se ahogaba dentro de un aula. Le gustaba leer y música, pero siempre suspendía la gimnasia, influencia del sedentarismo materno. A los doce, ya dejó de ir a la escuela, pese al empeño de las profesoras. Se pasaba el día tirando del carricoche de los hermanos pequeños, haciendo recados para la madre y callada...
A los quince se casó con Antonio Paula, hasta ese momento Antoñito, quien la repudió dos años después por no darle hijos.
Dayana volvió a su casa a tirar del cochecito de los hermanos pequeños, tras sufrir el desprecio y el insulto del clan de Paula. No le importó mucho separarse de ellos y volver a casa. Terminaba así su obligación. Todas las noches oyendo a Antonio jadearle en el oído que le demostrara que era una mujer. Lo despreció desde el primer día, pero siempre callada.
Dayana aceptó con resignación su destino: el ostracismo de las gitanas sin hijos, relegadas a tirar de los cochecitos de sus hermanos, siempre pequeños...

4 comentarios:

José Luis Moreno-Ruiz dijo...

Muy bien visto, Sara, muy agudo... En esto, realmente, fue a parar aquella ilusión del buen Lorca, a veces con versos en exceso vestidos con polisones de nardos (menos mal que ahí está su teatro, todo, y "Poeta en Nueva York").
JL

Marie dijo...

Coincido con José Luis en que el texto tiene un aire lorquiano, aunque muestra un mundo mucho más vulgar (el nuestro) que aquellos gitanos idealizados. Es triste. Pero ha quedado muy bien.

Sara dijo...

Os confieso algo: mi profesora en el cole, de pequeñina, nos dictaba poemas de Machado y Lorca...en mis primeras poesías de por aquel entonces, firmaba como Federica Sara.
Esto le sacaría una sonrisa a mi madre.
Un beso

Rocío dijo...

Hala, Sara, el texto es genial!
Me ha encantado lo bien que "dibujas" parte del ambiente gitano.
Sí que tiene un aire lorquiano, pero eso lo hace más bonito aún.

Un beso.